La alta productividad en un almacén, al igual que en cualquier negocio, es una ventaja competitiva que puede hacer que nuestro margen de beneficio se amplíe considerablemente. Son muchos los factores que pueden afectar a la productividad, pero hoy vamos a centrarnos en la fase de picking.
El término en inglés Picking hace referencia a la preparación de pedidos. Es el proceso por el cuál la mercancía se extrae de las unidades de embalaje y se prepara dando como resultado un pedido individual. En muchas ocasiones estos pedidos están formados por la combinación de distintas mercancías, cada una de las cuales se recoge de una ubicación distinta.
Un proceso de picking no es sencillo. No se trata solo de coger una mercancía, sino que hay que tener en cuenta distintas tareas:
En este método se agrupan los pedidos y la mercancía se extrae de manera conjunta a través de una ruta optimizada, es decir, no se pasa dos veces por el mismo sitio. La ventaja es obvia: el ahorro de tiempo en los desplazamientos. Sin embargo, también tiene un inconveniente, la necesidad de separar luego la mercancía en los distintos pedidos.
En este caso se selecciona únicamente la mercancía que va en cada pedido. Se elimina fase de separación, pero se pierde más tiempo en desplazamientos.
La idoneidad de estos métodos depende de cada compañía. Cada empresa elegirá el que mejor se ajuste a sus necesidades, en base a distintos factores como las dimensiones del producto, el número de referencias en stock y en ventas, el número de pedidos diarios, etc.
El picking afecta a toda la cadena logística. Es una fase susceptible de generar cuellos de botella que impactan de manera directa en las fases de reposición y envío. Además, puede ser muy costoso, llegando a suponer en ocasiones más del 50% del coste de un almacén.
Hasta hace unos años, los productos se enviaban directamente del almacén a los puntos de venta, donde los consumidores los adquirían. Pero la llegada del comercio electrónico ha cambiado esta situación. Ahora gran cantidad de los envíos van directos del almacén al cliente final. Los pedidos son mayores en número, pero más pequeños en cantidad, lo cual supone un gran reto: hay que ser muy operativos si se quiere proporcionar un servicio de calidad y dentro de los márgenes de precio.
Para maximar la productividad es necesario optimizar los tiempos, y para para ello hay que minimizar los recorridos y las manipulaciones, lo que también ayudará a reducir los errores.
A continuación, se recogen algunas medidas que se pueden implementar para alcanzar este objetivo:
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