Ley de pareto: Optimizar la logística con la regla del 80/20

La ley de Pareto, también conocida como el principio del 80/20, postula que el 80% de los resultados se derivan del 20% de las causas. Esta teoría, ampliamente aplicada en diversos contextos profesionales y personales, resulta fascinante para la optimización del espacio de un almacén, tareas y procesos. En el ámbito de la logística, su aplicación se vuelve crucial para mejorar la eficiencia operativa. Sin embargo, ¿cómo se atribuye este principio en el ecosistema del almacén y en la gestión del stock?

En publicaciones anteriores, abordamos el método ABC de gestión de inventarios, el cual se fundamenta en la premisa de la ley de Pareto. Hoy, en este post, nos centraremos en ofrecer una explicación completa sobre cómo esta regla influye en la productividad empresarial.

Comprendiendo la Ley de Pareto

El principio de Pareto, formulado por el economista italiano Vilfredo Pareto, es un concepto que sugiere que, en muchos casos, alrededor del 80% de los resultados se derivan del 20% de las causas. Pareto inicialmente observó este fenómeno en la distribución de la riqueza en la sociedad en el siglo XIX, donde el 20% de la población poseía aproximadamente el 80% de la riqueza. Esta regla  80/20 se ha aplicado en una amplia gama de disciplinas, desde la economía hasta la gestión del tiempo, abarcando incluso la ingeniería.

En el ámbito logístico, este principio juega un papel fundamental, siendo especialmente valioso para la gestión de la cadena de suministro, el control de inventario, la administración de almacenes, así como en el transporte y la entrega de productos. Sin embargo, la aplicación efectiva de este principio requiere contar con un análisis de datos sólido en logística, el cual posibilite la identificación de patrones de consumo, demanda y movimientos de productos.

La Regla del 80/20 en la logística

Ahora bien, ¿de qué manera podemos incluir el teorema de Pareto en el ámbito de la logística? Veamos, a continuación, algunos ejemplos:

Principio de Pareto en la gestión de almacén

Para implementar el principio de Pareto en el almacén, el primer paso es reconocer aquellos productos esenciales que contribuyen mayormente a las ventas o la actividad del inventario, es decir, el 20% crítico. Lograrlo de manera efectiva requiere seguir una serie de pasos específicos:

• Análisis de datos: utiliza datos de ventas y movimientos de inventario para identificar qué productos contribuyen más al rendimiento económico de la empresa. Herramientas de análisis de datos y software de gestión de inventario pueden facilitar este proceso.
• Segmentación de productos: clasifica los productos en categorías basadas en su volumen de ventas y movimientos. Los productos se pueden dividir en grupos A (el 20% que genera el 80% de las ventas), B (productos de rendimiento medio), y C (los que menos contribuyen).
• Ubicación estratégica: posiciona el 20% de los productos clave en ubicaciones de fácil acceso dentro del almacén. Esto reduce el tiempo de recogida y mejora la eficiencia de las operaciones.
• Revisión de stock: mantén niveles de inventario óptimos para estos productos clave, asegurando un reabastecimiento eficiente y reduciendo el riesgo de sobreinventario o falta de stock.
• Previsión y planificación: basa tus estrategias de previsión y reabastecimiento en el análisis del 20% de los productos. Esto permite una gestión del inventario más precisa y reduce los costos asociados con el exceso o la escasez de inventario. Además, ¡no olvides! Revisar con regularidad las tendencias del mercado para alinear tus productos con las demandas de los clientes.

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Método Pareto para la Clasificación de Inventario

Esta teoría también se puede aplicar en la clasificación del inventario mediante el empleo del método ABC. Una estrategia que se basa en el principio de Pareto para categorizar los productos según su valor e importancia. Habitualmente, esta clasificación se distribuye de la siguiente forma:

• Categoría A: estos artículos requieren una priorización elevada por parte de la empresa debido a su alta demanda. Por tanto, las compañías deben enfocarse en asegurar la disponibilidad continua del inventario y en monitorear cuidadosamente sus movimientos
• Categoría B: Los productos de valor intermedio se sitúan en un nivel inferior respecto a los clasificados en la categoría A, pero aun así mantienen una relevancia notable dentro del inventario. Su contribución a los ingresos y costes es moderada.
• Categoría C: se refiere a los productos que se perciben como menos valiosos, lo que implica que representan una fracción menor del inventario y su influencia en los ingresos es relativamente baja. Las empresas pueden permitirse una gestión más flexible del stock de estos productos y de su seguimiento.

Estrategias para Aplicar la Ley de Pareto

Al sintetizar las estrategias y técnicas previamente descritas, se deduce que para lograr la eficacia de la regla del 80 20, resulta esencial considerar varios factores. Destacan especialmente aquellos relacionados con el análisis de datos, la clasificación del inventario, la optimización de procesos y la gestión eficiente de la cadena de suministro.

No olvides que la principal estrategia de esta ley es concentrarse en el 20% de los productos que generan valor (ya sea por su rentabilidad o volumen de ventas). Tras su identificación, es esencial darles prioridad a dichos productos y, cuando sea viable, delegar o minimizar el tiempo invertido en el 80% restante que aporta menos valor. En última instancia, esto facilita a las organizaciones y a los empleados enfocarse en las actividades más críticas, lo cual optimiza el uso de recursos y amplifica los beneficios.

Beneficios de la Aplicación de la Ley de Pareto

Las ventajas destacadas que presenta el método Pareto en un almacén son las siguientes:

• Optimización en la gestión del espacio
• Disminución de gastos
• Adaptabilidad y respuesta rápida al cambio
• Focalización en los recursos clave
• Eficiencia en la gestión de inventarios

En resumen, la aplicación de la Ley de Pareto no solo incrementa la satisfacción del cliente mediante una gestión de inventario más eficiente, sino que también mejora la rentabilidad global de la empresa al optimizar recursos y reducir costes.