El Ciclo de Deming, también conocido como PHVA (Planificar, Hacer, Verificar y Actuar) o PDCA (Plan-Do-Check-Act), es un enfoque de gestión desarrollado por el estadístico William Edwards Deming. Este método tiene un objetivo claro: facilitar una mejora continua en los procesos de las empresas que desean mantenerse competitivas en un mercado cada vez más exigente y globalizado.
En publicaciones anteriores, hemos hablado sobre el supply chain, una metodología esencial para la optimización de la cadena de suministro. Hoy, queremos adentrarnos en el modelo de la rueda de Deming, explorando cómo su aplicación puede beneficiar a líderes, equipos y gerentes en el perfeccionamiento de sus operaciones. Una propuesta que también puede beneficiar en las estrategias de optimización del espacio de un almacén.
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El ciclo PHVA tiene sus raíces en la década de 1950, cuando W. Edwards Deming llevó sus conocimientos a Japón durante la reconstrucción industrial posterior a la Segunda Guerra Mundial. Aunque inicialmente fue desarrollado por Walter A. Shewhart en 1939, Deming lo popularizó y adaptó, convirtiéndolo en una herramienta fundamental para la mejora de la calidad en diversos sectores industriales.
La filosofía de Deming se centraba en la importancia de mejorar continuamente los procesos para satisfacer las necesidades de los clientes. Creía que las empresas exitosas eran aquellas que construían una base sólida de conocimientos sobre sus productos y su rendimiento, incluyendo cómo se fabricaban, de dónde provenían y cómo los utilizaban los clientes.
Con el tiempo y gracias a su éxito, esta metodología de gestión se ha implementado ampliamente para mejorar la calidad y eficiencia en los procesos empresariales.
Este enfoque sistemático se basa en cuatro etapas interrelacionadas: Planificar, Hacer, Verificar y Actuar, que forman un ciclo iterativo para la resolución de problemas y la optimización constante. Veamos cómo se desglosa cada fase del ciclo:
Es el primer paso y la columna vertebral del ciclo de Deming. En esta fase, se identifican los problemas existentes y se establecen objetivos claros y medibles. Es crucial involucrar a todas las personas relacionadas con el proceso que se desea mejorar, ya que su experiencia es vital para comprender dónde se encuentran los errores y las oportunidades de optimización.
Algunas herramientas útiles son el Diagrama de Gantt para la planificación y seguimiento de actividades, el método de diseño intuitivo Poka-yoke para prevenir errores o el brainstorming, para la colaboración de las partes implicadas.
Es el momento de actuar y llevar a cabo lo determinado en el plan. Esto permite dar un seguimiento cercano y comprobar que las acciones planeadas se llevan a cabo correctamente.
Como bien indica su nombre, es la etapa de comprobar los resultados obtenidos y compararlos con los objetivos planteados inicialmente. Se analizan los datos recopilados durante la fase de implementación para determinar si se han alcanzado las metas establecidas.
Herramientas como el Diagrama de Pareto o los KPI’s pueden ser útiles para este proceso de evaluación.
La última etapa del ciclo de Deming consiste en actuar sobre los resultados obtenidos. Si las soluciones implementadas han sido exitosas, se procede a estandarizarlas e incorporarlas de manera definitiva en los procesos de la organización. En caso contrario, se identifican las causas del fallo y se inicia un nuevo ciclo PDCA para abordar los problemas no resueltos.
Visualmente, el diagrama de Deming se representa de la siguiente manera:
¿De qué manera beneficia el Ciclo de Deming a la logística y la gestión diaria en almacenes? Aquí algunas de sus ventajas:
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